El motor de arranque es una parte imprescindible del sistema de encendido de los coches de combustión, tanto diésel como gasolina. Su función es hacer arrancar el motor de combustión del coche. Para ello, se alimenta de una corriente de pequeños imanes, y se pone en funcionamiento al girar la llave de contacto. Seguidamente, gira el motor y se produce su arranque.
Aunque es un proceso que parece ser muy simple realmente no es así, ya que es necesario que haya el suficiente flujo de aire que se produce con el giro del motor, por lo que si este no gira, el coche no encenderá. El motor de arranque se encarga de hacer girar el motor durante el encendido para que se desarrolle todo el proceso de combustión y el coche encienda.
Está insatalado a un volante con corona dentada que se ubica en el extremo del cigüeñal. Cuando el motor gira, el motor de arranque deja de funcionar, de inmediato se detiene el solenoide, se retrae la varilla y se desengancha el piñón que lo une al volante, a fin de evitar que se produzcan daños en él.
Si al girar la llave el motor no arranca, no enciende o lo hace y se para inmediatamente, puede ser un indicativo que la batería o el motor de arranque estén fallando. Para determinar el origen del fallo, lo más recomendable es probar la batería. Para ello, debes encender las luces del coche. Si están débiles u opacas, es señal de que la batería está fallando. En caso contrario, habrá que revisarlo en un taller mecánico en Figueres.
Actualmente hay diversos tipos de motores de arranque, entre ellos:
- Motores con dispositivos de cubilete.
- Motores con circuito mecánico accionado a mano.
- Motores con inducido o deslizante.
- Conmutadores.
- Conmutadores electromagnéticos.
Y, generalmente, están formados por las siguientes partes:
- Armadura.
- Conmutador.
- Cepillos del motor de arranque.
- Solenoide del motor.
- Émbolo.
- Horquilla de palanca.
- Piñón.
- Bobinas de campo del motor de arranque.