Entre los fallos más comunes que suponen la calificación de ITV desfavorable están en primer lugar los relativos a la iluminación. El sistema de alumbrado es básico para la correcta visibilidad y señalización mientras se conduce. Un fallo del sistema de faros y señalización, es decir, una simple bombilla de un intermitente que no funcione es motivo de rechazo en la ITV y obliga al usuario a volverla a pasar con el fallo solucionado. Por ello, es tan importante una revisión previa del sistema de alumbrado y no hay que olvidar a la hora de mirar, las luces de la matrícula trasera.
En un segundo apartado, con una diferencia abultada, están los fallos del motor o transmisión. En este aparado entran todos los fallos de fugas de aceite, defectos en el escape o en las emisiones superiores a las establecidas.
En el tercer puesto de fallos se encuentra el sistema de frenado. Tanto por falta de capacidad de frenado de una rueda, de varias ruedas, o del freno de estacionamiento. Con una revisión periódica se evitan los problemas del importante sistema de frenado. Una descompensación en la fuerza de frenado puede hacer que el vehículo se salga de la carretera en una frenada de emergencia.
Fuera del podio de los fallos más usuales, pero también significando un importante número de rechazos en la ITV están los fallos en el “acondicionamiento exterior”, carrocería y chasis. Estos fallos tienen que ver con el óxido por un lado, lo que es motivo de rechazo en la ITV si afecta a partes estructurales, así como por abolladuras y desperfectos en la carrocería de carácter moderado o importante. Después, en menor medida vienen todos los fallos relacionados con las ruedas, neumáticos, amortiguadores o alineación de los ejes.